miércoles, 29 de octubre de 2014

Liberadnos

Un disparo al corazón
por cada pensamiento salvaje.

Liberadnos del terror
que supone la existencia
de palabras que nos guían
por caminos indebidos,
con razones incorrectas.
Salvadnos de la ficción  
que nos perfora las heridas
de la última batalla
en nuestra propia realidad,
de los sueños provocados
por lujurias reprimidas
y deseos rechazados
entre cada pesadilla.
Sacadnos de aquí.
Sacadnos de esta cueva
de ilusiones y mentiras
autoinflingidas,
de este cúmulo de polvo
que nos ciega por fuera
y nos corroe por dentro.
Que sea leve la caída,
porque caeremos pronto.
Caeremos al vacío
y seremos engullidos
por la lúcida quimera
de la pronta fantasía.
Porque somos soñadores
y soñamos con amores,
porque somos pensadores
caminantes y escritores,
porque somos buscadores
de nuestros propios mitos...
porque todos nosotros
somos vencidos.

martes, 28 de octubre de 2014

Queremos pan

Resonó el vocerío
de las gentes al gritar:
"¡Queremos pan!"

Y pan no hubo en el invierno.

Y las muertes silenciosas
de los padres y los hijos
repoblaron la colina
en forma de cementerio.

En la noche de frío traicionero
se encendían las antorchas
de los caídos,
y en las calles los caballos
(flacos y dolientes)
aguardaban a sus amos
quizá por última vez.

Más fuego había para los muertos
que para los vivos;
mientras, el gélido viento
acariciaba las finas paredes
y susurraba el tormento
de su infinita victoria.

Se escuchó la voz de un niño,
rota, a lo lejos:
"¡Queremos pan!"

Y pan no hubo en el invierno.

lunes, 27 de octubre de 2014

Redención

Redención.

Morirán algún día los esclavos
de la oscura soledad.
En su amarga tristeza,
cabizbajos, en silencio,
rezarán a su Dios buscando piedad.

Cuando les queden unos pocos minutos de vida.

Y en su lucha contra el vacío,
el enemigo más recio,
la esperanza ya fue perdida;
años atrás asumieron la derrota
de una batalla jamás rendida.

Se acostumbraron al dolor del yugo
que habían elegido; el futuro verdugo
de la eterna sumisión.
No quisieron el perdón, no quisieron
sentir sus cadenas crujir.

¡Débiles esclavos! Condenados al engaño.
Olvidaron el origen de su enfado,
y se arrepentirán por ello.
Pero será demasiado tarde.

Cuando les queden apenas unos segundos de vida.
Sabrán que sus muertes son en vano,
 sin luchar por su redención...
Ellos sólo conocen la rendición.